La Tribuna de Talavera,

Editorial: Elogio de la memoria

Los testimonios de Dolores Guerro y Florentino Otero, hijos ambos de represaliados de la Guerra Civil que aún no han recibido digna sepultura, confirman que la memoria sigue viva, más allá de debates partidistas o de posicionamientos ideológicos

Los testimonios de Dolores Guerro y Florentino Otero, hijos ambos de represaliados de la Guerra Civil que aún no han recibido digna sepultura, confirman que la memoria sigue viva, más allá de debates partidistas o de posicionamientos ideológicos. De 82 y 80 años, respectivamente, Dolores y Florentino representan a una generación de españoles que vivieron en carne propia el daño de la guerra, el de perder a un ser querido, su padre en ambos casos, y el de las represalias posteriores, traducidas en necesidades, que fueron las mismas que para la mayoría, y en rechazo social.

Este pasado fin de semana, la Federación Estatal de Foros por la Memoria llevaba a cabo en la localidad de Alcañizo su primera excavación en la provincia de Toledo, subvencionada por el Gobierno español. Junto a la carretera que une esta localidad con la autovía de Extremadura se localizaba, prácticamente a flor de tierra, una fosa con restos de al menos tres cuerpos, además de balas y postas. Indicios de que en ese lugar habrían sido pasados por las armas y enterrados los cinco jornaleros republicanos, vecinos de Alcañizo, que se buscan por el empeño familiares de uno de ellos.

Estos mismos días, en Parrillas, familiares y voluntarios apoyados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, volvían al paraje de ‘los Rollones’, a indagar en la búsqueda de dos fosas comunes que ya fueron rastreadas en el verano de 2006. En este caso, tras un día intenso de trabajo la búsqueda se interrumpió a la espera de que vuelva actuar el georadar, un instrumento que como esta asociación ya ha actuado con eficacia en otros puntos donde se conocía que se localizaban fosas comunes de ajusticiados durante las represalias que el bando nacional llevó a cabo, sobre todo en los cruentos primeros meses de la confrontación.

Como ya se hiciera en las primeras excavaciones de Peña Negra, en Pepino, en Alcañizo tras el hallazgo de los primeros restos óseos se comunicó al juzgado para la intervención de un médico forense y de la policía judicial.

Como en otros casos que en los últimos años se han multiplicado por diversos puntos de la geografía del asedio que siguió al levantamiento militar de hace más de 70 años, en Pepino, Parrillas o Alcañizo la memoria sigue viva y se ha entregado por herencia a las siguientes generaciones, que reclaman un recuerdo digno y una reparación de la memoria de las víctimas. Mucho tiempo después, el eco de aquellas balas y postas que aún aparecen, sigue recordando que los muertos y los vivos tienen derecho a que se respete su memoria. Se llame histórica o individual.