Un zapato, un tobillo, los huesos de los dedos de un pie y hasta un cráneo. Los primeros restos de los once republicanos asesinados durante la Guerra Civil Española, junto al puente que cruza el río Guadalhorce entre Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco, ya han aparecido y empiezan a dar testimonio de lo que ocurrió el 14 de febrero de 1937.
Para aclarar estos hechos, la Federación Estatal de Foros de la Memoria contactó con un equipo de arqueólogos forenses de la Universidad Autónoma de Barcelona, a quienes pidieron su colaboración para exhumar estos restos y documentar el enterramiento con técnicas forenses, recuperar los cuerpos e identificarlos para probar la historia, según explicó a este periódico el doctor y profesor de Arqueología del Departamento de Prehistoria de la UAB, Ermengol Gassiot, que resaltó la importancia de descubrir qué pasó exactamente aquel fatídico día.
"Hay que ver cómo estaban enterrados, porque la gente que pasó por aquí dijo que se encontraron un montón de piedras de las que sobresalían algunas pies y manos", indicó Gassiot.
De hecho, a primera vista, y se puede constatar que fue así como fueron enterrados, puesto que en la zona de excavación ya se observan restos de pies y hasta un cráneo que sobresalen de entre las piedras.
Arqueólogos, antropólogos, historiadores y geólogos trabajan en este campo de exhumación para documentar todos los datos posibles sobre estos asesinato, desde cómo los enterraron hasta determinar las causas de la muerte. Por ello, intentarán descubrir si en los restos óseos existen orificios de entrada y salida de las balas.
Para la identificación de los cadáveres se recurrirá a estudiar los huesos, ya que por la textura puede determinarse si era una persona joven o mayor. Además, también se recurre a los familiares y amigos para que aporten "cómo tenían los dientes, si tenían alguna fractura o si padecían alguna cojera", añadió a La Crónica la doctora en Antropología Carme Rissech, que incidió en que, en último término, se recurrirá al ADN para conocer la identidad.
Curiosamente, de las once personas que se cree que están enterradas, una era desconocida, hasta esta semana, cuando un hombre se acercó para dar información sobre Bernardo González Rico. El trabajo de los historiadores fue concluyentes hasta el punto de comprender que se trataba de la undécima persona.
Por José Romero
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