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Ante la presencia del símbolo franquista a los «Héroes del Simancas» en Gijón: un ataque a la ética democrática y a la Ley de Memoria Democrática

| 19 septiembre 2024

Juan Cigarría (Famyr). La Voz de Asturias,

19 sep 2024.

En pleno siglo XXI los ciudadanos asistimos asombrados a la presencia de un símbolo fascista en el centro de una de las principales ciudades asturianas dedicado a unos presuntos «Héroes del Simancas» en Gijón. Este símbolo dedicado a «los caídos por dios y por España» en homenaje a los golpistas de 1936 contra la República y situado en el colegio católico concertado de la Inmaculada, no solo representa una afrenta a los valores democráticos que sustentan nuestra sociedad, sino que también evidencia una alarmante falta de voluntad política para cumplir con la Ley de Memoria Democrática asturiana, que por otro lado sigue sin desarrollarse tras más de 5 años de su aprobación.

La presencia de este símbolo fascista en una institución educativa concertada, financiada con dinero público, no es meramente un acto de nostalgia por el pasado, sino un desafío abierto a los principios de verdad, justicia y reparación que la Ley de Memoria Democrática asturiana debería promover. La persistencia de símbolos que glorifican el régimen franquista demuestra una alarmante deficiencia en la aplicación de esta normativa y refleja una falta de valentía por parte de las autoridades responsables, locales y autonómicas, para erradicar manifestaciones de odio y opresión del pasado.

A nivel político, la falta de acción es alarmante. Las instituciones responsables de garantizar el cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática han fallado en su deber de tomar medidas efectivas. En lugar de enfrentar directamente estas manifestaciones del franquismo, han optado por la indiferencia o esconderse tras la burocracia. Recordemos que este monumento carece hoy en día de cualquier tipo de protección artística o cultural que impida su eliminación. Este enfoque no solo debilita la eficacia de la ley, sino que también contribuye a una percepción pública de que el legado del franquismo es tolerado, si no aceptado, por las autoridades, igualando a los verdugos con sus víctimas.

Además, la falta de valentía no se limita a la inacción frente a la existencia de estos símbolos. También se manifiesta en la incapacidad para el desarrollo de la ley pendiente desde hace más de 5 años de su aprobación, y de promover un debate abierto y crítico sobre la memoria histórica y la justicia transicional. La ausencia de una postura firme y decidida por parte de los responsables políticos alimenta la sensación de impunidad y desinterés por parte de la ciudadanía, que a menudo se siente desalentada de tomar una postura activa en la defensa de la memoria democrática.

Es fundamental recordar que la ética democrática se basa en el respeto a los derechos humanos, la justicia, y la memoria de las víctimas de regímenes opresores. Mantener un símbolo franquista en un espacio público es contrario a estos principios y perpetúa el dolor y la división en nuestra sociedad. Mantener un homenaje público, de carácter ilegitimo e ilegal a quienes perpetraron un golpe de estado, con el objetivo de arrasar las conquistas de un gobierno democrático, es allanar el camino a que hechos así puedan volver a repetirse. En lugar de honrar la memoria de aquellos que lucharon por la libertad y la democracia, estamos permitiendo que se siga rindiendo homenaje a un régimen que vulneró sistemáticamente los derechos fundamentales de las personas. La presencia de símbolos franquistas en el colegio Inmaculada de Gijón, y en muchos otros lugares de Asturias, subraya una falta de valentía política y una preocupante pasividad ciudadana que desafía los valores democráticos fundamentales. Es imperativo que tanto las autoridades como la ciudadanía asuman su responsabilidad en la promoción y defensa de la memoria democrática, garantizando que el pasado no continúe afectando el presente y el futuro de nuestra sociedad. Solo a través de una acción decidida y un compromiso renovado con los principios democráticos podremos asegurar que los valores de verdad, justicia y reparación prevalezcan sobre las sombras de un pasado autoritario.

La memoria no es solo una cuestión de legalidad, sino de dignidad y justicia para todas las personas que sufrieron bajo el franquismo, y lo que es más importante, la memoria democrática trata además de construir un presente y un futuro en los que los principios de igualdad, justicia y respeto por los derechos humanos prevalezcan.

Juan Cigarría es miembro de la Junta Directiva de la Federacion Asturiana Memoria y Republica (Famyr).

https://www.lavozdeasturias.es/noticia/opinion/2024/09/18/ante-presencia-simbolo-franquista-heroes-simancas-gijon-ataque-etica-democratica-ley-memoria-democratica/00031726672781420618962.htm