La Iglesia sin perdón
El acto de este domingo en Tarragona nos devuelve al pasado
JORDI GORDON Madrid
El acto de este domingo en Tarragona nos devuelve al pasado, a una Iglesia que, bajo eufemismos, toma partido y en la práctica viene a justificar la violenta y brutal «cruzada» franquista, mientras guarda silencio sobre el desamparo jurÃdico y polÃtico que padecen las vÃctimas de la dictadura
Setenta y siete años dura ya el silencio de la Iglesia católica sobre las vÃctimas de los crÃmenes del franquismo. Un silencio clamoroso cuyo estruendo se hizo patente los últimos dÃas de septiembre durante la visita que realizó a España el grupo de trabajo de la ONU sobre desapariciones forzosas.
Mientras las vÃctimas del franquismo explicaban a los representantes de Naciones Unidas el desamparo jurÃdico y polÃtico que sufren por parte del Estado y relataban tragedias familiares todavÃa no resueltas, la jerarquÃa de la Iglesia callaba. Y volvió a callar cuando los portavoces del grupo de la ONU recordaron la obligación que el Estado tiene de satisfacer el derecho de las vÃctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Nada, ni un gesto aunque la ONU también les señalara.
Silencio tras silencio. Sólo ahora, la jerarquÃa católica ha vuelto a levantar la voz, y ha sido para tomar partido y convertir la beatificación de 522 personas como «mártires de la fe» en un acto «polÃtico» que ofende a las vÃctimas del franquismo, a las que sigue ignorando. El acto de este domingo en Tarragona nos devuelve al pasado, a una Iglesia que, bajo eufemismos, toma partido y en la práctica viene a justificar la violenta y brutal «cruzada» franquista.
Eso es lo que también nos recuerdan las placas que siguen en las iglesias y honran a los caÃdos por Dios y por España. Olvidando de nuevo a los curas vascos asesinados por los franquistas, que lucharon por la democracia y la libertad, y a los curas que fueron encarcelados en Zamora hasta los últimos años de la dictadura.
Todo eso y mucho más nos recuerda que en la Iglesia no hay lugar para la justicia, la verdad ni la reparación de los «otros», pero tampoco para la piedad, compasión o auxilio a los desamparados, esas virtudes que no practica pero predica desde sus púlpitos.
La jerarquÃa no muestra una sola palabra de humanidad y respeto por el dolor de las familias que llevan toda la vida buscando a sus seres queridos, enterrados en una fosa común a las puertas de un cementerio católico, en una cuneta, o desaparecidos.
No ha habido ni hay compasión con los miles de niños robados durante la dictadura, sólo silencio ante la presencia de sacerdotes, monjas y clérigos implicados en muchos de esos casos. Un silencio con el que la jerarquÃa responde cuando niega a las vÃctimas información de los archivos de la Iglesia. Unos archivos que siguen cerrados a cal y canto y que, al parecer, guardan algunos terribles secretos que servirÃan para esclarecer muchos de los crÃmenes del franquismo.
Este fin de semana, en Tarragona, la jerarquÃa católica volverá a tomar la palabra para beatificar y homenajear a unas vÃctimas y olvidar a las otras. Su mensaje legitimará para unos la cruzada y el régimen, mientras para las vÃctimas del franquismo será una justificación de los crÃmenes de la dictadura.
El acto nos recordará que todavÃa hoy la Iglesia no ha pedido perdón por apoyar y legitimar el franquismo; no ha pedido perdón por bendecir fusilamientos en masa, ni por las denuncias y los informes que llevaron a miles personas a la muerte, a la cárcel, el exilio o la depuración.
Cuando se escuche la voz de la Iglesia resonaran los ecos de los miles de niños robados; de los más de 130.000 desparecidos; de las vÃctimas sin nombre sepultadas en las 2.500 fosas comunes que hay sin abrir todavÃa en España.
Será un clamor que nos recordará que la Iglesia justificó, amparó o calló ante las brutales violaciones de los derechos humanos que los españoles sufrieron durante los 40 años de dictadura. Y que tampoco han pedido perdón por esas fotos indignantes de los jerarcas de la Iglesia haciendo el saludo fascista y rindiendo pleitesÃa a Franco.
Y otra vez más sentiremos que la jerarquÃa de la Iglesia católica no entiende de justicia ni humanidad para las vÃctimas del franquismo, sólo de desprecio, silencio y olvido.