Los oscuros trapicheos del capellán de Sevilla
La carta de un religioso revela los manejos con bebés. Dos clínicas de Madrid ya fueron acusadas de tráfico de niños
11.07.10 – 01:51 –
La madre de la niña se ha presentado en la Diputación a decir que no le daban razón de una cría que en tal fecha echó (dio a luz). Al ver que la madre les podía hacer pasar un mal rato, decidí no hablar ni tocar el asunto en la Diputación hasta que no estuviera alejada la idea de esta mujer y que cuando ustedes fueran con la niña ni se acordaran ya de que tal mujer había ido a reclamar nada». Pocos comentarios se pueden añadir a este párrafo incluido en una carta fechada en octubre de 1952 y firmada por Juan A. Cardio, capellán de la Casa Cuna Provincial de Sevilla. Una prueba documental recogida en el libro ‘El caso de los niños perdidos del franquismo’ del profesor de Derecho Penal Internacional Miguel Ángel Rodríguez Arias, obra citada por Baltasar Garzón en su polémica investigación del franquismo. La misiva va supuestamente dirigida a unos padres que se han quedado con una recién nacida de origen cuanto menos dudoso. Una prueba que añadir al rosario de denuncias públicas, sospechas y reclamaciones de investigación que están surgiendo de manera incesante en todo el territorio nacional en torno a los ‘niños robados’.
Por si no queda claro con el párrafo del capellán, otra frase del religioso es contundente: «En el Arzobispado les arreglarán el asunto enviando un oficio a la Casa Cuna para que se inutilice la partida de bautismo de la niña y otro oficio a la parroquia que ustedes quieran para que le pongan una fe de bautismo nueva como si la niña se hubiera bautizado allí».
Las redes sociales no son ajenas al clamor social. Los grupos ‘Afectados clínicas de toda España, causa niños robados’ y ‘Madres buscan hijos/hijas nacidos en la clínica San Ramón de Madrid’ agrupan casi a un millar de seguidores en Facebook. Las sospechas sobre esta antigua clínica madrileña son mucho más que eso. En 1981, la Policía detuvo a un ginecólogo y cinco sanitarias por la venta de bebés. Ocultaban la identidad de las parturientas e inscribían a los pequeños en el Registro Civil como de «madre desconocida». Eso aseguraron los investigadores tras descubrir la venta de un niño por parte de una prostituta madrileña a un matrimonio valenciano. Pero la Justicia, y tal vez la verdad, se topó con la falta de pruebas. Los acusados fueron absueltos en el juicio.
Otra negra sombra se cierne en torno a otro nombre: la antigua clínica O’Donnell de la capital. Allí, en un sólo día de 1964, una oleada de otitis -misteriosamente letal- se cobró la vida de ocho recién nacidos. El sociólogo Francisco González Tena catalogó años después de «fantasmal» esa epidemia. «No se conocen datos estadísticos que acrediten ni un solo caso de fallecimiento por esta causa en neonatos y en fechas tan tardías para la medicina infantil como 1964».
Mar Soriano no sólo es la creadora de uno de los grupos de Facebook citados. Un pedacito de su vida se quedó en la clínica O’Donnell. «Mis padres no pudieron ni velar ni enterrar a mi hermana». Beatriz fue una de las víctimas de la misteriosa pandemia. Nació sana. Durante tres días su madre le dio el pecho. Hasta que les dijeron que había muerto. No vieron el cuerpo. Y cuando quisieron darle sepultura, los sanitarios les dijeron que yacía ya en una fosa común. Ni rastro de la firma de médico alguno en el parte de defunción. En el cementerio de la Almudena fue registrada como una niña ‘abandonada’. Una investigación judicial dio por buena la otitis como causa de la muerte. Pero ni eso impide que Mar siga buscando a Beatriz. Ya ha recurrido al Tribunal de la Haya. Todo en nombre de su hermana.
http://www.ideal.es/granada/v/20100711/sociedad/oscuros-trapicheos-capellan-sevilla-20100711.html